La privacidad digital, el derecho a controlar qué información personal compartes en línea y con quién. También conocida como soberanía de datos, es la base de cualquier experiencia segura en blockchain. Sin ella, cada transacción, cada firma de contrato inteligente y cada conexión a una dApp puede convertirse en una huella rastreable que vende tu comportamiento, tu identidad y hasta tu ubicación. En Web3, nadie te protege si tú no lo haces primero.
La mayoría de la gente cree que usar criptomonedas es anónimo, pero eso es un mito. Bitcoin y Ethereum dejan rastros públicos en la cadena. Si alguna vez conectaste tu billetera a una plataforma, usaste un exchange que pide KYC, o participaste en un airdrop que te pidió tu correo, ya estás vinculado a tu identidad real. En Afganistán, la gente usa USDT no por moda, sino porque es la única forma de sobrevivir sin bancos. Pero incluso allí, si no usas una billetera no custodiada y no ocultas tu dirección IP, el gobierno o un hacker pueden rastrear tus movimientos. La RGPD no te salva aquí: es una ley europea, pero no aplica si no tienes una cuenta registrada en una empresa que la respete. En Web3, tú eres tu propia ley.
No se trata de usar herramientas mágicas. Se trata de cambiar hábitos. Si usas una dApp, no la conectes con tu billetera principal. Usa una secundaria. Si quieres participar en un airdrop, nunca des tu correo real. Crea una cuenta de email temporal. Si ves un proyecto que te pide acceso a tu historial de transacciones, pregúntate: ¿por qué lo necesitan? La mayoría de las veces, no lo necesitan. Solo quieren construir un perfil de ti. La privacidad digital no es complicada. Es simplemente no dar más de lo que debes. En Curaduría 3, hemos visto cómo proyectos como SmartNFT o XWG desaparecieron, no por falta de tecnología, sino por ignorar esto: si no proteges tus datos, no importa cuán bueno sea el token, tú pierdes primero.
Lo que encontrarás aquí no son teorías. Son casos reales: estafas que usan tu confianza, airdrops falsos que roban claves, exchanges que guardan tu historial, y protocolos que prometen anonimato pero no lo cumplen. También verás cómo algunas dApps sí respetan tu privacidad, y qué herramientas reales —no promesas— te ayudan a mantenerla. No hay soluciones perfectas, pero sí decisiones conscientes. Y esas son las que te mantienen libre.
La identidad descentralizada te da control total sobre tus datos personales. Sin bases de datos centrales, sin contraseñas, sin filtraciones. Usa credenciales verificables y DIDs para probar quién eres sin revelar más de lo necesario.
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