Simulador de Impacto de Minería Cripto en el Suministro Eléctrico
Simulador de Consumo Energético de Minería
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Mientras el mundo asiste a la explosión de la "economía digital", Irán vive una sombra eléctrica provocada por la Minería de criptomonedas sin licencia en Irán actividad clandestina que consume grandes cantidades de energía eléctrica y está vinculada directamente a la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC). El resultado: apagones crónicos, sanciones internacionales evadidas y una fuente de ingresos que el régimen protege como si fuera un activo estratégico.
Resumen rápido
- La IRGC controla aproximadamente la mitad del hardware de minería del país.
- Granjas como la de Rafsanjan consumen hasta 175MW con electricidad subsidiada.
- Los mineros privados pagan tarifas altas y deben vender a Banco Central de Irán entidad que regula el flujo de divisas y criptomonedas oficiales, mientras los operados por la IRGC casi no pagan.
- El consumo eléctrico clandestino agrava la crisis energética que afecta a hogares y fábricas.
- EE.UU. y Israel ya persiguen wallets vinculados a la IRGC para cortar su financiamiento.
Contexto histórico y sanciones
Desde 2018 Irán se enfrenta a un cinturón de sanciones que bloquean sus accesos a los mercados financieros internacionales. La presión fue tan fuerte que el gobierno buscó alternativas fuera del sistema bancario tradicional. En ese escenario, la criptomoneda apareció como una vía de escape: transacciones directas, anonimato parcial y la posibilidad de mover valor sin pasar por corredores estadounidenses.
Los analistas de blockchain identificaron a Irán como uno de los mayores productores de Bitcoin en los últimos años, gracias a su energía barata y a la falta de regulación efectiva. Pero la verdadera llave del éxito estuvo en la participación del aparato militar, en particular de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) una fuerza paramilitar que controla sectores estratégicos de la economía iraní.
Cómo la IRGC entró en la minería
En 2019 el Ministerio de Industria, Minas y Comercio emitió una normativa que declaraba la minería "legal" siempre que se obtuviera una licencia. Sin embargo, la normativa establecía tarifas de energía muy altas y obligaba a vender los bitcoins al Banco Central de Irán, lo que hizo inviable el negocio para la mayoría de los mineros privados.
La IRGC, bajo órdenes directas del Líder Supremo Ali Khamenei, aprovechó la brecha regulatoria para crear un monopolio de facto. A través de empresas fachada y fondos benéficos como Astan Quds Razavi una de las mayores "bonyads" controladas por el Líder Supremo, la guardia firmó joint ventures con compañías chinas especializadas en equipos ASIC.
El objetivo era claro: reponer los dólares perdidos por las sanciones y crear una fuente de ingreso autónoma que pudiera financiar actividades militares y proxy en la región.
Granjas a gran escala: el caso Rafsanjan
El proyecto más emblemático es la granja de 175MW instalada en la zona económica especial de Rafsanjan, provincia de Kerman. Oficialmente se presentaba como una inversión conjunta entre una empresa vinculada a la IRGC y capitales chinos, atrayidos por la tarifa eléctrica de unos 0,02USD/kWh. La instalación ocupa varios cientos de contenedores llenos de máquinas ASIC que procesan cientos de TH/s de potencia de cómputo.
Lo que la hace singular es el acceso directo a la red eléctrica militar, que no está sujeta a los apagones que afectan al resto del país. Además, la granja funciona sin pagar costes de la red, lo que incrementa su margen de beneficio a niveles imposibles para los mineros privados.

Impacto en el suministro eléctrico y la población
Irán ya sufría una crisis de energía crónica: fábricas y hogares enfrentan cortes de hasta 12h al día. La extracción masiva de Bitcoin ha empeorado la situación porque desvía energía que debería abastecer a la red civil. El Ministro de Energía, Ali Abadi ex comandante de la IRGC y ex rector universitario, admitió que el “minado no autorizado es como meter la mano en los bolsillos de los demás”.
Mientras las familias soportan apagones, las granjas de la IRGC operan bajo protección armada y con suministro garantizado. Este desfase crea una percepción de doble rasero que alimenta la desconfianza ciudadana hacia el Estado.
Marco regulatorio: licencias vs operaciones clandestinas
La normativa oficial, aunque reconoce la actividad, impone condiciones que prácticamente la excluyen del mercado: tarifas energéticas tres veces superiores a la de los mineros estatales y obligación de vender a precios fijos al Banco Central. En contraste, las operaciones controladas por la IRGC ignoran estas reglas, operan en zonas militares y, según informes de la Comisión de Energía del Parlamento, pueden incluso crear sus propias plantas de generación.
Aspecto | Licenciada (privada) | Controlada por la IRGC |
---|---|---|
Acceso a electricidad | Tarifa de mercado + subsidios limitados | Electricidad subsidiada o gratuita |
Obligación de vender al CBI | Sí, a precios fijados | No, pueden vender en exchanges internacionales |
Riesgo de confiscación | Alto - inspecciones frecuentes | Bajo - protección militar |
Escala operativa | Pequeña‑mediana (hasta 5MW) | Gran (más de 150MW) |
Criptomonedas como herramienta de evasión
El principal atractivo de la minería para la IRGC es la capacidad de transformar la energía barata en divisas digitales que pueden cruzar fronteras sin pasos intermedios. Las carteras vinculadas a la guardia aparecen en listas de vigilancia del Departamento del Tesoro de EE. UU. y en informes de inteligencia israelí, que las señalan como fuentes de financiamiento para milicias y grupos proxy.
La naturaleza descentralizada de Bitcoin permite a la IRGC enviar fondos a cuentas extranjeras, comprar armas o financiar operaciones sin que los bancos reguladores rastreen cada movimiento. Además, la falta de transparencia favorece la creación de redes de lavado de dinero a través de exchanges con poca supervisión, como Nobitex, que sigue siendo la plataforma más utilizada por los iraníes.
Respuesta internacional y medidas recientes
En diciembre de 2024 el Banco Central de Irán implementó un bloqueo total de conversiones entre criptomonedas y riales a través de sitios web locales. Sin embargo, a principios de 2025 se reabrieron canales controlados mediante una API gubernamental que exige datos de usuarios, demostrando que el Estado prefiere monitorear que eliminar la actividad.
Las sanciones estadounidenses han apuntado directamente a wallets identificadas como propiedad de la IRGC. Cada congelación de activos representa una pequeña victoria, pero mientras exista la fuente de energía y la protección militar, la minería continuará.
Qué pueden hacer los ciudadanos iraníes
La población que desea participar en el ecosistema cripto se ve obligada a usar VPNs para acceder a exchanges extranjeros, a menudo pagando tarifas adicionales y corriendo el riesgo de persecución. Algunos intentan crear pequeños rigs en áreas rurales donde la supervisión eléctrica es menor, pero la mayoría se enfrenta a apagones que hacen inviable la operación continua.
En respuesta, varios grupos de la sociedad civil han lanzado campañas de concienciación sobre el consumo energético de la minería y han pedido al Parlamento que limite el acceso de la IRGC a la red eléctrica. Hasta la fecha, la presión política es mínima, pero la percepción pública de injusticia sigue creciendo.

Preguntas frecuentes
¿Por qué la IRGC prefiere la minería de Bitcoin?
La guardia convierte energía barata en criptomonedas que pueden enviarse al exterior sin pasar por bancos sancionados, lo que aporta divisas para financiar su agenda militar y política.
¿Cuál es la diferencia entre un minero licenciado y uno bajo control de la IRGC?
Los mineros licenciados pagan tarifas de energía altas, deben vender sus bitcoins al Banco Central y están sujetos a inspecciones. Los controlados por la IRGC operan con electricidad subsidiada o gratuita, venden en mercados internacionales y están protegidos por la fuerza militar.
¿Cómo afecta la minería clandestina al suministro eléctrico de los hogares?
Desvía cientos de megavatios que deberían abastecer a la red civil, lo que intensifica los apagones y aumenta la factura de energía para los usuarios residenciales.
¿Existen mecanismos de control del gobierno iraní sobre la minería de la IRGC?
Formalmente, la normativa exige licencias y pagos al Banco Central, pero la IRGC cuenta con poder legislativo y militar que le permite eludir esas reglas.
¿Qué riesgos corren los mineros privados que usan VPNs para acceder a exchanges?
Pueden ser rastreados por autoridades, enfrentar confiscación de equipos o incluso procesamiento penal por supuesta colaboración con actividades sancionadas.
En resumen, la minería de criptomonedas Irán se ha convertido en una herramienta estratégica del poder militar, sacrificando a la población civil en el proceso. Sin una reforma real del acceso a la energía y una supervisión independiente, la brecha entre el Estado y sus ciudadanos seguirá alimentando la crisis energética y la desconfianza política.