Uso de USDT y Bitcoin en Afganistán para remesas bajo prohibición

Uso de USDT y Bitcoin en Afganistán para remesas bajo prohibición

Calculadora de remesas en Afganistán

Calcula cómo funciona el envío de dinero a Afganistán

El sistema de remesas alternativo en Afganistán permite convertir dólares en afganis usando criptomonedas como USDT. Este cálculo muestra cómo funciona el proceso real, incluyendo las comisiones.

1 USDT = 80 AFG (aproximadamente)

Monto en USDT:

Monto en AFG:

Comisión: 2% por intermediario

Total recibido:

Nota: Estos cálculos reflejan la situación real en Afganistán, donde el valor del afgani se ha depreciado drásticamente. El sistema de remesas con criptomonedas es una solución de emergencia que permite a las familias sobrevivir.

En Afganistán, usar Bitcoin o USDT para enviar dinero es ilegal. Pero millones lo hacen de todas formas.

El gobierno talibán prohíbe por completo las criptomonedas. Las llama haram, prohibido por la ley islámica. Cualquier persona atrapada comprando, vendiendo o usando Bitcoin o USDT puede perder su dinero, ser arrestada, o incluso encarcelada. Las oficinas de intercambio han sido cerradas. Los agentes registran casas. Los teléfonos son confiscados. Pero, a pesar de todo esto, las personas siguen usando criptomonedas para enviar dinero a sus familias. Porque no tienen otra opción.

El sistema bancario afgano colapsó en 2021. Los bancos dejaron de funcionar. Los extranjeros ya no envían dinero a través de canales legales. Las remesas que antes llegaban por Western Union o hawala se secaron. Y el valor del afghani, la moneda local, se desplomó. En un año, perdió más del 40% de su valor frente al dólar. Las familias que dependen del dinero que les envían desde el extranjero -padres que trabajan en Pakistán, hijos en Europa, hermanas en Estados Unidos- se quedaron sin acceso a lo que necesitan para comer, pagar medicinas o la luz.

Entonces, la gente encontró una salida: USDT. Es una criptomoneda vinculada al dólar. Vale lo mismo que un dólar. No fluctúa como el Bitcoin. Y se puede transferir en segundos, sin pasar por ningún banco. En Afganistán, los intermediarios clandestinos compran USDT con dinero en efectivo o transferencias bancarias, lo envían a una billetera en el extranjero, y el receptor lo convierte en afghani en su ciudad. Todo sin identificación. Sin papeles. Sin permiso.

Plataformas como Pursa anuncian en redes sociales que pueden vender USDT en Afganistán sin KYC. Sin registro. Sin preguntas. Solo un número de teléfono y una billetera. El comprador paga en afghani. El vendedor envía USDT. En menos de cinco minutos, el dinero está en otro país. Es rápido. Es seguro. Y es la única forma de mantener a una familia viva.

Las mujeres son las más afectadas. Y también las más creativas.

Antes del regreso de los talibanes, las mujeres afganas ya tenían dificultades para abrir cuentas bancarias. No tenían documentos de identidad en su nombre. No podían trabajar legalmente. No podían salir solas. Pero ahora, la situación es peor. Las mujeres que trabajaban para ONGs, el gobierno anterior o incluso en escuelas, fueron despedidas. Sus cuentas fueron congeladas. Sus tarjetas canceladas. No pueden acceder a sus ahorros. No pueden recibir dinero de sus esposos que trabajan en el extranjero.

Pero algunas encontraron una manera. A través de redes clandestinas, mujeres jóvenes aprenden a usar billeteras de Bitcoin y USDT. Organizaciones como el Digital Citizen Fund, liderado por Roya Mahboob, enseñan a mujeres en secreto cómo recibir criptomonedas, cómo guardarlas en billeteras frías, cómo venderlas a través de contactos de confianza. No es un lujo. Es supervivencia. Mahboob lo dice claro: "Es más fácil para ellas obtenerlo. Les da esperanza de libertad financiera".

Una mujer en Herat, que antes trabajaba como enfermera, ahora recibe USDT desde Dubai. Su hermano lo compra con dólares, lo envía a una billetera en Turquía, y un intermediario en Kabul lo convierte en efectivo. Ella lo usa para comprar comida, pagar el alquiler, y enviar dinero a su madre en Kandahar. Si lo hiciera por canales tradicionales, sería arrestada. Pero en la oscuridad, funciona.

¿Por qué USDT y no solo Bitcoin?

Bitcoin es volátil. Su precio puede subir o bajar un 20% en un día. En un país donde la gente compra arroz por kilo y cada centavo cuenta, eso es peligroso. USDT, en cambio, es estable. Cada USDT vale exactamente un dólar. No hay sorpresas. Por eso, es la elección preferida para remesas.

Además, USDT se mueve más rápido. Se puede transferir en segundos entre billeteras. Bitcoin tarda entre 10 y 60 minutos en confirmarse. En Afganistán, donde la gente necesita dinero hoy, no mañana, la velocidad importa. Y los intermediarios locales prefieren USDT porque es más fácil de vender a cambio de afghani. Nadie quiere quedarse con Bitcoin que puede perder valor mientras espera a que alguien lo compre.

El sistema funciona así: alguien en Alemania envía 500 dólares a una billetera de USDT en Turquía. Un operador en Turquía envía esos 500 USDT a un contacto en Kabul. Ese contacto paga 40.000 afghani en efectivo a la persona que los necesita. El operador en Turquía gana un 2% por la transacción. El receptor recibe el dinero. El emisor sabe que su familia está bien. Y nadie del gobierno lo sabe.

Intermediarios intercambian dinero en efectivo por USDT en un mercado afgano al atardecer, con teléfonos ocultos y luces cálidas.

El gobierno prohíbe, pero no puede detenerlo.

El Banco Central de Afganistán (Da Afghanistan Bank) dice que las criptomonedas son una amenaza. FinTRACA, la unidad de inteligencia financiera, dice que podrían usarse para lavar dinero o financiar terrorismo. Pero no hay evidencia de que esto ocurra en gran escala. Lo que sí hay es hambre. Y desesperación.

Las autoridades hacen redadas. Cerraron 12 intercambios en Kabul en 2023. Arrestaron a 37 personas en Jalalabad en 2024. Confiscaron 8 millones de afghani en efectivo y 120 BTC. Pero no pueden detener el mercado. Porque no hay un lugar central. No hay oficinas. No hay servidores. Todo es entre personas. Un mensaje en Telegram. Un número de WhatsApp. Una reunión en un mercado. Una transferencia de USDT desde un teléfono en Dubai a otro en Kunduz.

Es como tratar de detener el agua con las manos. El sistema es descentralizado. El dinero no pasa por el sistema bancario. No deja rastro. Y la gente lo necesita demasiado como para dejarlo.

¿Y qué pasa con la minería?

Antes del cambio de gobierno, Afganistán tenía pequeños mineros que usaban energía barata para extraer Bitcoin. Algunos usaban paneles solares. Otros, generadores de diesel. Pero desde 2022, la minería también está prohibida. Las máquinas han sido confiscadas. Los operadores han huido a Uzbekistan, Tayikistán o Irán, donde las leyes son más flexibles.

El gobierno no quiere que la gente use electricidad para minar. Dice que es un derroche. Pero no ofrece alternativas. No construye redes eléctricas. No invierte en energía renovable. Solo prohíbe. Y así, el país pierde una oportunidad de crear empleos, generar ingresos, y desarrollar tecnología.

Mujeres afganas aprenden en secreto a usar billeteras cripto en una clase clandestina iluminada por velas, con tokens flotando como luciérnagas.

¿Cuánto dinero se mueve así?

Nadie lo sabe con precisión. No hay registros. Pero estimaciones de grupos de derechos humanos y analistas independientes sugieren que entre el 15% y el 25% de todas las remesas que llegan a Afganistán ahora pasan por criptomonedas. Eso son entre 300 y 500 millones de dólares al año. Dinero que va directamente a las manos de las personas, sin pasar por intermediarios, sin impuestos, sin corrupción.

Para muchas familias, es el único ingreso que reciben. Sin USDT, no podrían pagar la medicina de un niño con diabetes. No podrían comprar leña para calentarse en el invierno. No podrían enviar a sus hijas a la escuela clandestina.

¿Cuál es el futuro?

El gobierno talibán no muestra señales de cambiar su postura. No hay planes para una moneda digital del banco central. No hay discusiones sobre regulación. Solo prohibición. Y mientras el país siga aislado, sin acceso a sistemas financieros globales, y con la inflación subiendo, la gente seguirá usando criptomonedas.

La tecnología no se detiene por decreto. La necesidad humana es más fuerte que cualquier ley. Mientras las familias sigan dependiendo del dinero de afuera, y mientras el sistema bancario siga muerto, USDT y Bitcoin seguirán siendo la red de salvamento más confiable que tienen los afganos.

Es una ironía triste. Un país que prohíbe la tecnología más revolucionaria del siglo XXI, porque teme perder el control. Y al mismo tiempo, depende de ella para no colapsar por completo.

Acerca del autor

Suzanne Drake

Suzanne Drake

Soy estratega e investigadora en blockchain y criptomonedas; asesoro a startups en tokenomics, seguridad y cumplimiento. Me gusta escribir sobre monedas, exchanges y airdrops y convertir conocimiento técnico en guías prácticas. También doy talleres para ayudar a la gente a moverse por el mundo cripto con criterio.